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Se considera que esta piedra guarda en sí la inmensa sabiduría de los Mayas y su memoria más profunda.
Tiene un gran poder curativo y es muy versátil. Su curación actúa a nivel celular, sanando desde el ADN del ser, desde su más profunda y primaria estructura.
Ayuda a fortalecer la barrera de protección natural en el cuerpo, fortaleciendo el sistema inmune que se relaciona con nuestra dermis.
Produce una sensación de calor y de bienestar en las personas que poseen contacto con esta piedra. Es energizante, activa la circulación de la sangre y tiene efecto depurativo. Elimina la retención de líquidos del cuerpo. Calma la ansiedad.
Puede utilizarse para fortalecer los bálsamos de aceites naturales, utilizados luego para tratar las partes heridas del cuerpo. Por ejempplo mezclado con aceite de almendras se puede frotar en el pecho para quienes tienen problemas respiratorios.
No se encuentra demasiada información sobre las virtudes de esta piedra, pero se conoce su relación con la cultura Maya. Los Mayas creían que esta piedra podía sanar el alma.
Les recomiendo utilizar esta piedra para observar en ustedes mismos qué beneficios pueden obtener de ella. Y experimentar qué sensaciones emocionales les transmite.
Cuidados: Si la piedra está pulida pueden limpiarla con agua corriente y cargarla al sol.
Si tienen la piedra en su estado bruto, áspero o porosa, pueden descargarla con humo de incieso en vez de agua o colocarla en un tazón con sal gruesa o sal marina (sin agua) durante toda la noche.
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